No hubo cisne negro, hubo cisne amarillo. Aquí, allá y en casi todas partes, el macrismo se consolidó como primera minoría y tiene ahora el camino despejado hacia una potencial candidatura a la reelección de Mauricio Macri. El peronismo vivió su noche más triste y se quedó sin liderazgo interno. En provincia de Santa Fe y Rosario, Cambiemos profundizó sus victorias.
Contra todos los pronósticos, incluso los de sus referentes, la lista encabezada en Santa Fe por Albor Cantard hizo una elección formidable, por encima de las primarias, captando nuevos votos y sufragios, que en agosto fueron a otros candidatos. El voto macrista fue homogéneo en todos los distritos, no distinguió de zonas geográficas. Incluso, el Frente Progresista no pudo repetir el triunfo en el departamento San Cristóbal, enclave en el que había ganado en la puja anterior.
Como contrapartida al crecimiento amarillo, el Frente Justicialista santafesino no logró atraer a nuevos votantes a su redil e ingresará tres legisladores, frente a los cinco de Cambiemos.
Por el lado del Frente Progresista, el tercer lugar de Contigiani muestra a las claras la ausencia de adhesión al oficialismo provincial a la hora del voto, algo que debe preocupar, y mucho, a sus autoridades de cara al 2019, proceso electoral clave porque se pondrán en juego los espacios de poder en la provincia,
Sin embargo, la coalición santafesina logró buenos resultados provinciales en ciudades importantes, tales los casos de Santa Fe capital, Rincón, Villa Gobernador Gálvez y Venado Tuerto, entre otros. El socialismo y el radicalismo progresista habían hecho de la compulsa en la capital de la provincia una cuestión central. Finalmente, el periodista Emilio Jatón logró derrotar ampliamente al candidato de José Corral a la concejalía, Carlos Pereira.
El triunfo de Cambiemos arrasó con aldeas identificadas con otros colores. El caso más paradigmático fue la ciudad de Rafaela, ámbito del senador peronista Omar Perotti. Allí se impuso Cambiemos con el 60% de los votos, frente al 19% del Frente Justicialista.
El escenario de tercios permitió esta vez que los que ingresen diputados nacionales sean las tres fuerzas principales de la provincia. No hubo ninguna chance para el massismo ni para Jorge Boasso, que pujaban por colarse merced a la distribución del sistema D’Hondt.
Los más de diez puntos de diferencia a favor de la lista de Cantard hablan a las claras de la espectacularidad del triunfo, ya que en primarias se había impuesto el PJ. El triunfo en Santa Fe le permite a Mauricio Macri imponer su sello en las cinco principales provincias del país, algo que sólo había logrado Raúl Alfonsín en 1985.
La victoria macrista le abre las puertas de par en par a la posible candidatura a la reelección, escenario muy probable no sólo por la instalación de Cambiemos como oficialismo, sino por la debacle histórica del peronismo, que vivió su verdadera noche triste, la que no imaginó.
Cayeron referencias provinciales que se habían mostrado muy cercanas al gobierno nacional (Juan Schiaretti en Córdoba, Juan Urtubey en Salta, Gustavo Bordet en Entre Ríos, entre otros) y sólo pudieron mantenerse algunos históricos caudillos de provincias chicas (José Manzur en Tucumán y Gildo Insfrán en Formosa). Además, perdieron Domingo Peppo (Chaco), Alicia Kirchner (Santa Cruz) y Sergio Casas (La Rioja).
La ausencia de liderazgo en el peronismo es manifiesta. El senador Miguel Pichetto dijo que no quería a Cristina Kirchner en su bloque, pero la ex presidenta de la Nación, aun derrotada, es la dirigente opositora que más votos propios adquiere. Frente a esa división exasperante, Macri se restrega las manos y dice “gracias”.
Ahora se verá cómo se compondrán los bloques legislativos para saber si avanzará una profunda fractura en el justicialismo o se logra una fórmula de síntesis.
La otra caída estrepitosa que deja el escenario electoral de 2017 es Sergio Massa. No sólo perdió muchísimos votos que habían ido hacia él en primarias, sino que fue derrotado en su distrito de origen: Tigre. Ahí también extendió su influencia la ola amarilla. Al quedar tercero en los comicios bonaerenses, a más de 25 puntos de los candidatos de Cambiemos y de Unidad Ciudadana, Massa no sólo no obtendrá una banca en el Senado sino que se queda afuera de cualquier representación legislativa. Perdió 3 millones de votos en cuatro años.
El caso más pintoresco de las elecciones fue el de San Luis, donde los Rodríguez Saá lograron dar vuelta la derrota de las primarias hasta imponerse por casi diez puntos. Los hermanos puntanos son los dos únicos peronistas que quedaron en pie, aunque estuvieron coqueteando con Cristina en los meses previos a los comicios.
La caída
La ex jefa del Estado perdió su primera elección desde que está en las primeras líneas de la política y, pese a eso, anoche dijo: “Hoy no termina nada, hoy empieza todo”. Será senadora hasta el año 2023 y es la dirigente opositora con más votos propios. El futuro dirá.
La única buena para Cristina es que ahora goza de fueros parlamentarios, más allá de que asumirá su banca de senadora nacional recién en diciembre próximo. La inmunidad comienza en el momento en que el candidato es electo en su banca, aunque jure por su banca el 10 de diciembre. En estos momentos, las dos veces presidenta afronta varias causas en su contra.
La ola amarilla no se detuvo ni en las presuntas manchas negras que había dejado la campaña. Muchos supusieron, por ejemplo, una profunda caída en votos de Elisa Carrió tras una saga de declaraciones infelices. Nada de eso sucedió: Lilita se alzó con la victoria en la ciudad de Buenos Aires, duplicando a Daniel Filmus.
Capítulo aparte para los comicios en Rosario. Aquí, Roy López Molina se consolidó como potencial aspirante a la Municipalidad local, generando una victoria contundente sobre Roberto Sukerman y Pablo Javkin. De cara al futuro, el oficialismo rosarino deberá reconsiderar su formato político si es que quiere mantener la ciudad en 2019. Javkin duplicó sus votos del 13 de agosto, pero aun así no pudo superar al candidato peronista en el segundo lugar.
De todos modos, habrá que esperar para saber cómo impacta en Rosario lo que ayer dijo el gobernador Miguel Lifschitz: “Ya tenemos pensado relanzar el espacio con la inclusión de otros sectores independientes o que estuvieron en el frente y se fueron apartando; también pueden ser referentes peronistas”.
El arte de la negociación
Al margen de los episodios laterales y de los triunfos comarcales, la de ayer fue una jornada bisagra en la política argentina. El macrismo logró recibirse de oficialismo y dar una señal concreta de nacionalización de la victoria.
Vendrá ahora un tiempo de negociación con la oposición en el Parlamento. Aunque Cambiemos sigue siendo minoría, el amplísimo triunfo electoral le ofrece al oficialismo espaldas anchas para lograr consensos, fundamentalmente ante un peronismo que luce totalmente deshilachado.
Espera en el Congreso una amplia agenda reformista que Macri quiere llevar adelante, y que no estará exenta de polémicas. A la vez, es intención del jefe del Estado convocar en las próximas horas a los gobernadores para avanzar en ese proceso de reformas.
Sobre el filo de la medianoche, Macri se mostró agradecido y optimista. “Aún sabiendo que es un largo camino, donde nadie nos va a regalar nada. Somos la generación que está cambiando la historia”, dijo.
Mauricio Maronna
