“Nos agrandaron a una macrocuenca. De 150 mil ahora son 550 mil las hectáreas que aportan agua a La Picasa. Es imposible pararlo. Si no le damos una salida a lo que entra, es difícil que se solucione. Vamos a perder la ruta”. Con esta frase, el presidente de la Asociación de Productores Rurales del Sur de Santa Fe (APRUSFE), Armando Rey, calificó la situación que se vive en el sur santafesino ante el avance de la laguna La Picasa.
En ese marco, calificó la situación como “tremenda” y aseguró que “se está volviendo a repetir el panorama del 2001”, cuando el agua “devoró” la ruta nacional Nº 7. Además, lamentó que en los campos no queden vías transitables para poder retirar la cosecha. “El futuro como productor agropecuario no es alentador”, sostuvo, porque la cosecha está en pleno proceso y no tienen caminos firmes para sacarla.
“No hay forma, pero tampoco hay dinero para arreglar los caminos, levantar los bajos o tirar piedra. No tenemos solución política para esto que nos está sucediendo”, abundó, al tiempo que recordó que la cota en 2001 llego a 105,8 y que hoy está alrededor de 104,38. “Nos falta 1,5 metro para tener la cantidad de agua que había en aquel entonces dentro de la laguna. Cuando llegue a esa marca todo lo que están haciendo para salvarla va ser de gusto”, aseveró.
Panorama complejo
Según publica hoy el diario El Informe, Rey aseguró que “el pecado es de todos”. Al respecto, subrayó que “Córdoba se sacó el agua” y que Buenos Aires “está haciendo un gran aporte de excedentes hídricos, aunque digan que no. Se lo podemos demostrar. Desde Villegas y General Pintos mandan líquidos a La Picasa. Por eso la solución es otra. Si vos en un fuentón no haces una salida, rebalsa. Y el problema va a ser para Junín cuando eso pase, porque va a haber un rebalse descontrolado”.
Y remató: “Los perjuicios a futuro dependen de nuestros políticos. La expectativa que tenemos es que abran la boca de la laguna. La esperanza, el productor nunca la pierde. Por eso seguimos tirando para adelante, como con el tambo, la agricultura o con los animales. Tenemos esperanza, pero nos siguen corriendo el arco. La pelota está cada vez más lejos. Necesitamos una solución rápida. Estos son tiempos biológicos, no tiempos matemáticos”.
