Gastar los ahorros, pedir préstamos a entidades financieras, recurrir al fiado o a la tarjeta de crédito y hasta vender pertenencias para cubrir las necesidades del hogar son indicadores de cómo enfrenta un vecino medio de Rafaela la merma en la actividad económica y el deterioro del poder adquisitivo.
Todos esos indicadores crecieron en el orden del 7 por ciento comparando los números del 2015 con los de mediados de 2016. Así lo revelaron los datos finales del Relevamiento Socioeconómico que el Instituto de Capacitación y Estudios para el Desarrollo Local (ICEDeL) presentó ayer, aunque los datos ya son viejos: el trabajo de campo se hizo en junio de 2016. Dicho relevamiento es una encuesta realizada sobre un universo de 692 hogares que alcanza a 2.103 personas y no tiene características de censo.
La presentación estuvo a cargo del director ejecutivo del ICEDeL, Marcelo Ortenzi, y del jefe de Gabinete, Eduardo López. “El dato saliente es que vimos una altísima vinculación entre las problemáticas de empleo y otras relacionadas con la realidad macroeconómica del país, y que se reflejan en aspectos de los hogares rafaelinos”, remarcó Ortenzi.
Necesidades insatisfechas
“Cuando analizamos las estrategias que utilizan los hogares para llegar a fin de mes, claramente surge que se incrementa el porcentaje de hogares que piden ayuda al Estado o a las instituciones para cubrir sus necesidades; que se endeudan a través de préstamos o tarjetas de créditos para mantener sus niveles de consumo e incluso hay quienes tienen que vender bienes o emplear sus ahorros para cubrir sus necesidades”, puntualizó.
Asimismo, detalló que “ha disminuido el porcentaje de cobertura de obra social. Hay un alto porcentaje de cobertura a través de obras sociales o prepagas, más del 75 por ciento, pero lo que se ha dado respecto al año pasado es que ha bajado la cobertura por obra social: 58,6 porcentual, casi 6 puntos menos que en el 2015, algo que probablemente tiene que ver con pérdida del empleo o alguna informalidad. Lo que estamos advirtiendo es que va a aumentar la presión de la demanda sobre los efectores públicos de salud”.
